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Apoyado por las instituciones e impulsado por unos dirigentes ambiciosos, el equipo de Jorge Garbajosa y Sergio Scariolo aspira a convertirse en un referente en el continente
Cuando Jorge Garbajosa anunció el pasado verano que dejaba la NBA para regresar a Europa, los que no se sintieron decepcionados por la corta durada de su aventura americana inmediatamente se congratularon de que el malagueño regresara a la Liga ACB.
Tras firmar el finiquito con los Raptors, el internacional español valoró sus opciones y se decantó por un equipo con nombre de juguete japonés y sede en las afueras de Moscú: el Khimki.
Con dólares para gastar en abundancia y una plantilla que cuenta con hasta media docena de ex NBA en sus filas con Garbajosa, Milt Palacio, Jerome Moiso, Maciej Lampe, Kelly McCarty y Carlos Delfino, el club ruso se plantea no sólo el asalto a la Liga y la Euroliga en un futuro, sino también revolucionar el baloncesto europeo..
Presidido por Alexei Boudounkov y dirigido por Victor Bychkov, el Khimki espera dar el salto esta temporada a pesar de una crisis financiera y petrolera que amenaza con frenar el impulso tomado en los últimos tiempos por los grandes equipos del país. Fundado en 1997, el de Moscú ciertamente se estima entre ellos tras un constante ascenso desde el torneo regional a la Superliga rusa y la competición continental.
El fichaje de Garbajosa y Delfino el pasado verano no hizo más que reafirmar la voluntad de la directiva de considerarse un club puntero en Europa con aspiraciones a marcar estilo; y así lo demuestra también el esfuerzo de modernización dentro de la entidad. Con una web oficial traducida a varios idiomas, la mejora de infraestructuras y medios de transporte y la construcción de un centro de entrenamiento copiado directamente del lujoso Berto Center de los Chicago Bulls, Boudounkov espera no sólo ganar trofeos, sino también el prestigio suficiente para erigirse en referente.
'Garbo' el embajador
Entre los convertidos, hay que contar a Garbajosa, que se ha revelado en uno de los mejores embajadores del proyecto, defendiendo incluso una reforma de las reglas de la Euroliga para que se clasifiquen más equipos rusos en las próximas ediciones. "El club es muy nuevo. Todavía está ajustándose a los requisitos necesarios para estar en la elite, pero es hiperprofesional y cuenta con muchos recursos", asegura el madrileño. "No añoro la NBA. No me arrepiento del paso que he dado. Quiero ayudar a este equipo a crecer. Sus dirigentes me demostraron que el proyecto es muy ambicioso y las expectativas son altísimas".
Por ahora, Boudounkov anda más que satisfecho con la Copa rusa conquistada en 2008 y las palabras de elogio del comisionado de la NBA, David Stern, en su visita con motivo del Live Tour hace dos años. Respaldados por las instituciones regionales y entidades bancarias, en el club confían estrenar pronto un nuevo Palacio del Deporte que refleje un renovado estatus entre la elite y, por si acaso, lucen ya nuevo entrenador que destila glamour y ambición a partes igaules: ni más ni menos que el italiano Sergio Scariolo.
El pretendido por la Federación Española para la selección se reúne pues con Garbajosa en Moscú con un guiño también a disputarle la hegemonía al CSKA que entrena su compatriota, Ettore Messina. Fichado a golpe de talonario como el madrileño, quizás tampoco tarde Scariolo en repetir las alabanzas del pívot y soltar esa frase tan temida entre los acérrimos del baloncesto español: No añoro la ACB. ¿Se lo imaginan?
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http://www.adn.es/deportes/baloncesto/20081216/NWS-3155-K...